"Los hombres nunca saben
cuánta dulzura
y cuánto quebradizo silencio
hay en una poesía".

Efraín Huerta

martes, 11 de enero de 2011

Ni alas ni abrazos ni azúcar.

El cenicero se toma una siesta sobre una mesa vieja, agrietada, vestigios de un posa-vasos de adorno, Las llaves de casa, migajas de pan y de silencio.
El celular quedó mudo hace unos meses, entonces miro la hora.
A los dos minutos la vuelvo a mirar.No cambia nada.
Te nombro casi susurrando, me escucho una y otra vez, una y otra vez...
una
y otra
vez...
La señora del frente, Magalí, salió a comprar como siempre con las bolsas de plástico en sus manos débiles, y gozosas.
Saluda a la del almacén; con las pupilas dilatadas y una sonrisa octogenaria que opaca sus patas de gallo, le habla con la voz quebradiza sobre las andanzas de su nieto de 12.
No la vi hasta ahora, pero todos los días pasa lo mismo.
-ring!!! ring!!!
El timbre hace eco hasta el jardín. . . Te susurro una vez más, esta vez para mis adentros.
Te imagino, detrás de la puerta con tus alas repletas de abrazos, esa mirada con tres o cuatro cucharadas de azúcar.
Antes de tomar las llaves me miro a los ojos, y en el reflejo improviso un peinado aún peor. Practico una sonrisa de la cual me arrepiento instantáneamente.
Ábrete sésamo, el sol me hace fruncir el ceño y sorpresa!
Ni alas
 ni abrazos 
ni azúcar.
Es el cartero de anteojos XL , el de los labios tristes.
-Familia Peña?
-No,  es acá a dos casas, vió donde están los perros? 
El cartero acentó con vergüenza efímera y se fue sin decir nada.
Magalí arrastraba sus alpargatas y su nieto en la puerta con los ojos llenos de ansiedad esperaba por ella.
La misma situación, distinto desenlace.
El cartero entregó a don Peña y se perdió con las nubes.
Las mejillas rosadas y arrugadas recibieron un beso, alas, abrazos y azúcar.
El cenicero adjuntó mas cenizas que de costumbre, la mesa, migajas de silencio y los susurros ecosos...inmóviles.
Arranqué las llaves de la cerradura y las revoleé por algún lugar.
El celular -mute, ya pasó un puñado de tiempo, me miro a los ojos me reflejo y da igual.
Me rehúso a nombrarte, no me quiero escuchar.
Ciérrate sésamo.
Hoy no la ví, pero todos los días pasa lo mismo.




Ni alas
 ni abrazos 
ni azúcar.

6 comentarios:

  1. Hay que ver pasar el tiempo un rato y cansarse. Para asi despues poder movernos de lugar, para que ya deje de pasar siempre lo mismo.

    El escenario es el mismo siempre, lo que cambia es la mirada.

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  2. el tiempo es para que escribas, te lo regalo en una cajita, cuando la abras y se encienda la noche no dejes de escribir, que para eso varón dijo la partera. excelente blog, besotes

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  3. Wao, bueno, cleotilde, mi historia ficticia al parecer causó cierta impresíon.
    y me encantá.
    alguien dijo que para que no pase lo mismo
    hay que actuar diferente.
    eso debería hacer el joven en cuestío.
    en cuanto a Magalí ella se siente bien así.
    y la frase de la mirada me encantó.
    =)

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  4. Noe, Sos una artista ( a juzgar por tu blog)
    y demás.
    Me encantó tu regalo y lo tengo en mis manos, lo voy a encender cuando se vaya a descansar el ocaso
    Aprecio mucho tu comentario.
    Uno escribe porque lo siente.
    pero cuando lo puede transmitir y recibir esa devolución, uno se estimula mas.
    besotes y abrazos.
    gracias!

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  5. Hola "Dosis de Silencio" (me gusta tu nick =).
    Me gustó lo que leí Y, coincidiendo con Clotilde, el escenario es el mismo, lo que cambia es la mirada, el punto de vista o los matices que cada uno le otorga a lo que ve a su alrededor o a lo que lee.

    Tu historia, ficticia seguramente porque no debe existir ni Magalí, ni esa calle, ni ese cartero; deja de serlo cuando el lector -yo, por ejemplo- puedo identificarme con el protagonista en su no accionar (que sin embargo es un modo de actuar) y su relación con ese tiempo de pasos lentos por alguna calle lejana en algún momento de su vida.

    Y como me hiciste sonreír porque "me estás mirardo" -como dice ahí arriba-, te dejo como regalo 3 cosas: alas -para escribir-, abrazos -para sentir-, y azúcar -para saborear lo bueno de la vida =).

    PD: "la que vive al lado" es una persona que te cruzas por la calle, por tu barrio, por una avenida. Puede ser una de esas personas que "conocés" de vista, o por un breve intercambio de palabras y nada más. La pregunta es si conocés/mos verdaderamente a quien está al lado nuestro, ya que nuestro modo de vida actual impide ver -muchas veces- los sentimientos de quienes nos rodean.

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  6. Qué vecina que me tocó.
    Gracias por el regalo triple.
    Sos muy ocurrente (como mucho de los escritores)
    y supiste entender el punto.
    y nada, me gusta como te expresas mediante la escritura.
    La historia es ficticia por tus razones, la calle existe, la casa y la puerta y el espejo ...
    Y en algún punto, los escritores o aficionados a escribir (ja)
    Desnudan su adentro (?
    y se transparentan un poco más.

    Si no se siente, no se puede escribir.
    gracias por la explicaçaon =P de la que vive al lado.

    Aunque no me estes mirando (literalmente)
    me hiciste reír.
    Te mando un abrazo de azúcar y canela.
    y seguí escribiendo y demás.
    (pase cuando quiera vecina!!!)
    y nos tomamos unos mates virtuales mientras barremos la vereda.

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A la muerte, al odio, al borde del mar...